Recibe este nombre el yeso, cuando se presenta en masas compactas y homogéneas, de grano fino, y color blanco o ligeramente gris. Cuando es puro y translúcido es muy valioso como piedra ornamental. Se encuentra en diferentes puntos del Terciario aragonés, en capas que llegan a alcanzar 1,5 a 2 m. de espesor, intercaladas con capas de arcilla, areniscas y margas. En Aragón existen dos yacimientos separados geográficamente. El principal se encuentra en la zona comprendida entre Fuentes de Ebro  y Albalate del Arzobispo; aquí el alabastro aparece entre capas de arcillas, margas y yesos. El otro se sitúa en la fosa de Calatayud  y, al parecer, ofrecería grandes posibilidades en los alrededores de Fuentes de Jiloca.

En Aragón existen, actualmente, ocho empresas dedicadas a la extracción de este mineral, con una producción anual superior a las 31.000 toneladas métricas. La extracción se realiza a cielo abierto y emplea a unos 200 trabajadores. Una vez desbastado, se corta en placas de uno a tres centímetros de grosor para venderlo a industrias de Navarra o Tarragona o a países como Italia, Suiza o Estados Unidos, donde se realiza la transformación. Con el fin de que las plusvalías producidas fuera de nuestra Comunidad se recuperen gradualmente, el Gobierno Aragonés se ha propuesto incentivar la creación en Aragón de industrias que contemplen el tratamiento integral del alabastro, y con esta finalidad, en diciembre de 1999 se creó la Asociación para el Desarrollo del Alabastro en Aragón  (Adalar).

• Arte: El alabastro presenta una bella apariencia tras su pulimentación. Este material se ha usado frecuentemente en escultura, ofreciendo una textura similar al mármol. En Aragón nos interesa particularmente por dos razones: porque se ha usado como material dominante para la escultura, y porque, además, contamos con destacados ejemplos de los llamados «alabastros ingleses».

La abundancia de alabastro en nuestra región debió de determinar su uso en la escultura y decoración. Aparece ya en la Aljafería de Zaragoza, empleado en capiteles y relieves, si bien se convertirá en material preferido a partir de la escultura gótica. Obras tan sobresalientes como el sepulcro del arzobispo Lope Fernández de Luna, en La Seo de Zaragoza (Pedro Moragues , 1381-82) y el retablo mayor de la misma catedral (Pere Johan  y H. de Suabia, s. XV) se tallaron en esta piedra, que les aportó bellísimas calidades y transparencias que se conjugaron con una parcial policromía. Por su parte, la mejor escultura del Renacimiento aragonés se hizo asimismo en alabastro, dejándose casi siempre en su color para mejor explotar sus calidades lumínicas. Con él trabajaron Gil Morlanes  (retablo del monasterio de Montearagón y portada de la iglesia de Santa Engracia, de Zaragoza), Damián Forment  (retablos del Pilar de Zaragoza y de la catedral de Huesca) o Juan de Ancheta  (retablos de la Trinidad, en la catedral de Jaca, o de San Miguel, en La Seo de Zaragoza). Su elección se haría igualmente extensiva a obras de carácter más popular, en pequeño formato, salidas del círculo y seguidores de los escultores mencionados.

En cuanto a los llamados «alabastros ingleses», constituyeron una verdadera industria de exportación para Inglaterra durante los siglos XIV y XV. Eran trabajos escultóricos en serie, que tuvieron gran aceptación por su bajo precio y rica apariencia, generalizándose su posesión entre las clases altas. La colegiata de Daroca guarda varios de ellos, componiendo un retablo en la llamada capilla de la Virgen o de los alabastros: todos del siglo XV dorados y policromados, con los temas de San Juan Bautista, Santa Catalina, la Natividad, Epifanía, Resurrección del Señor y Coronación de la Virgen.

En los últimos años, el alabastro ha sido utilizado en Aragón en obras tan emblemáticas como el Pabellón Aragonés  de la Expo de Sevilla o el Auditorio de Zaragoza.

 

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